martes, 21 de abril de 2015



29° ANIVERSARIO DEL CLUB SOCIAL Y DEPORTIVO CAMBÁ CUÁ

“Más que un club, Cambá Cuá es una familia de puertas abiertas”

Miguel Ángel Azula fue dirigente del club cambacuacero y actualmente sigue siendo la insignia y emblema de la institución cambacuacera.
Rememora desde los inicios del club hasta su actualidad, pasando por los mejores y peores momentos y recordando anécdotas cruciales del “Camba”.

Mencionar al club Cambá Cuá irremediablemente trae un apellido a la memoria de los interlocutores: “¿Cambá Cuá? Ahhh si, los Azula”, suelen asociar normalmente los correntinos capitalinos futboleros. Y sí, porque a lo largo de los casi 30 años del Club Social y Deportivo Cambá Cuá, Miguel Ángel Azula estuvo siempre presente durante toda la vida institucional del “Camba” ocupando todos los lugares posibles, desde presidente hasta aguatero, pasando por vicepresidente, delegado de la Liga Correntina de Fútbol, jugador, director técnico, utilero y todo puesto que uno pueda imaginarse dentro de un club deportivo.
Miguel nos recibe en su hogar, ubicado por la calle San Martín 49, donde siempre vivió y el cual fue uno de los lugares donde hace exactamente te 29 años germinó la idea de fundar un club que logre identificarse con la barriada cambacuacera. En una charla informal Miguel rememora no sólo la fundación y el origen humilde del querido Cambá Cuá, sino también repasa la rivalidad con Boca Unidos, sus mayores alegrías y tristezas a lo largo de casi tres décadas, la identificación barrial, sus puntos de vista sobre la actualidad institucional y sus expectativas para el futuro venidero. Porque para él, el “Camba” nació con la idea de ser una familia, una familia que fue creciendo y que continúa creciendo con el paso de los años y de las generaciones de jugadores, dirigentes y sobre todo, los amigos.

Miguel no oculta el amor por la camiseta del Camba

  • ¿Cómo nace Cambá Cuá?
En los 80 Boca Unidos, que tenía su sede entre las calles  Don Bosco y Moreno, se muda a sus nuevos terrenos del barrio Arazaty, decisión que a mucha gente del barrio les molestó porque los chicos no podían trasladarse hasta esa zona porque la consideraban peligrosa. Por eso, con un grupo de vecinos tuvimos una idea de formar un club y de a poco se fue sumando la gente del barrio de Cambá Cuá, interesada por la iniciativa. Así hablamos con las autoridades del Colegio Pío XI y desde un principio nos dieron su confianza y nos prestaron desinteresadamente las instalaciones para entrenar, siendo el lugar donde hasta ahora se sigue entrenando. Las primeras reuniones fueron en la sede de la Asociación de Obreros y Empleados Municipales de Corrientes de la calle Bolívar, donde elegimos el color rojo para la indumentaria titular y el azul francia para la suplente. Pero por un capricho de los dirigentes de la Liga Correntina de esa época, no nos dejaron jugar en Capital hasta 1991 y tuvimos que competir en la liga de San Luis del Palmar.

  • ¿Con la fundación de Cambá Cuá nació la rivalidad futbolera con Boca Unidos?
Cuando Boca Unidos se fue del barrio, mucha gente se molestó y ahí se instaló la idea de que el único club barrial es Cambá Cuá, y la gente se identifica con los colores. Por eso  tenemos que seguir haciendo un esfuerzo para continuar estando en el barrio. Quedó esa rivalidad, pero es sólo deportiva, aunque algunas veces hubo cruces e inconvenientes. Para mí son clubes hermanos y son una parte muy importante en mi vida. Podría decirte que Boca Unidos es mi esposa y Cambá Cuá mi novia o al revés, como vos quieras (Miguel rompe en risas después de la comparación).


"Algunas veces pensé que Cambá Cuá iba a ser algo corto, pero gracias al Colegio Pío XI y su apoyo estamos cerca de cumplir 30 años. Sin ellos no habríamos existido"


  • ¿Cúal fue el principal objetivo institucional que se plantearon?
Nuestra idea era fundar un club donde nosotros pudiéramos jugar y en un futuro pudieran hacerlo nuestros hijos. Y eso es algo que se fue dando y que se superó actualmente, porque algunos de nuestros nietos ya están jugando en el club, en el mismo lugar donde nosotros comenzamos. Esa siempre fue la idea y quiero que así continúe, sumando cada vez más a más chicos de otros barrios inclusive.


  • Pero Cambá Cuá siempre fue reconocido por crecer humildemente. ¿Esa es una característica distintiva del club?
Cambá Cuá nació en un lugar y tiene ese privilegio de poder continuar siendo de ese lugar, tener arraigada su identidad barrial. Pero también hay que ser sinceros: nosotros no contamos con un espacio físico, tenemos una identidad y tenemos que quedarnos en el barrio, por eso tenemos el eterno agradecimiento para el Colegio Pío XI que desde nuestros orígenes nos permitió entrenar, nos apoyó y nos ayudó, siempre sin ningún tipo de reparos. Sin el apoyo del Colegio yo creo que no hubiéramos existido mucho tiempo. Mi casa fue sede y otras casas también lo fueron, pero el Colegio es el lugar donde estuvimos siempre y estamos y por lo tanto existe esa identificación gracias al Pío XI. Además crecimos con la colaboración de amigos, hinchas vecinos y familiares que siempre apoyaron a Cambá Cuá desde donde sea. La gente del barrio dice que Cambá Cuá perteneció al barrio y lo sigue siendo; hay una gran identificación.

 
Miguel Azula en sus épocas de jugador. Es el primero de arriba a la izquierda


  • Si pudieras definir a Cambá Cuá con una palabra, ¿Cúal sería?
Cambá Cuá es una familia, siempre lo fue y tiene que seguir siéndolo. Ese fue el sentido de su creación. Más ahora que están al frente ex jugadores del club, que conocen ese objetivo y que entienden como es Cambá Cuá y así tiene que ser. Me imagino que en un futuro vendrán sus hijos a continuar el trabajo de esta familia. Como dije antes, comenzamos un grupo de jugadores y dirigentes, luego siguieron sus hijos, como el caso de nosotros, los Duarte, los Ayala y otras familias del barrio.


  • Pasaste por todos los lugares del club desde jugador hasta utilero. ¿Cómo empezaste esa carrera dirigencial?
Arranqué como jugador y pasé por todos los puestos en el club, como dicen, desde presidente hasta aguatero. Por las lesiones tuve que dejar de jugar y pasarme al bando de dirigentes que por distintos motivos como peleas y renuncias, fueron dejando y en 1993 tomé el mando como presidente hasta el 2007 sin ninguna interrupción. Sólo hubo inconvenientes en 1999 cuando hubo gente que intervino el club y tuvimos que ir a la Justicia, pero gracias a la colaboración de amigos y al cumplimiento de lo que decía el estatuto, fuimos favorecidos y pudimos recuperar el club a fines de ese año. De ahí al 2007 no paré: jugué, dirigí, fui delegado de la Liga Correntina de Fútbol, fui presidente, vicepresidente, fui DT con ascensos y descensos, en la Liga formé la selección correntina. Todo fue gracias a Cambá Cuá. Hoy tuve la posibilidad de elegir qué quiero ser en el club y pude decirles a los muchachos de la nueva dirigencia que voy a seguir acompañando y ayudando en todo lo que pueda sin ningún cargo, sin generar presiones; yo voy a estar con ellos con mi experiencia y con todo lo que la nueva dirigencia necesite, desde donde me encuentre.


  • Si pudieras elegir el mejor y el peor momento que te tocó pasar en la vida del club, ¿cuáles serían?
Uno de los momentos deportivos más felices fue el primer ascenso conseguido donde era ayudante de campo de Enrique Urbina, en 1993.  Fue mi mayor y mejor alegría después varios años de competir en la Liga de San Luis del Palmar porque no podíamos hacerlo en la Capital. Otros dos momentos fueron en 2002 cuando eliminamos por penales a Textil Mandiyú en cancha de Huracán para clasificar a un Torneo, y en 2005 cuando clasificamos al Torneo Argentino C eliminando a Ferroviario, también por penales, cuando ellos ya tenían armada toda la fiesta y los festejos. Otras alegrías fueron poder ver jugar a mi hermano gemelo Horacio, a mi sobrino Cristian y a mi hijo Nicolás, quien debutó en primera división con 15 años.
Una de las tristezas fue el problema interno de 1999 y los descensos que sufrimos a los largo de los 29 años. También el conflicto del 2000 contra Boca Unidos donde un partido en la cancha de Libertad terminó en una batalla campal entre ambos equipos entre los jugadores. Me dolió mucho y quise dejar todo porque Boca Unidos y Cambá Cuá, a pesar de la rivalidad barrial y deportiva que tienen, para mí son clubes hermanos; además yo dirigía Cambá Cuá y mi hermano Horacio Boca Unidos, lo cual me generó más tristeza aún.

El popular "Azula" siempre apoyó a los jóvenes formados en el club.

  • ¿Qué significa Cambá Cuá en tu vida?
Prácticamente le debo todo a Cambá Cuá a nivel dirigencial. Como jugador, Boca Unidos me dio todo, desde haber conformado la quinta división hasta jugar muchos años en la primera. Boca Unidos me forjó, pero Cambá Cuá fue como un nuevo nacimiento. Les tengo un gran amor a ambos clubes, dejé mi huella en los momentos amateurs de la historia de Boca Unidos, pero Cambá Cuá marcó mi vida. Tengo el corazón partido. Con la camiseta cambacuacera mis hijos aprendieron a jugar a la pelota y próximamente espero que lo hagan mis nietos.


  • Si pudieras volver al 21 de abril de 1986, ¿volverías a sumarte a la idea de fundar Cambá Cuá?
Volvería a hacer exactamente lo mismo, a juntarnos con los mismos vecinos para fundar Cambá Cuá. La única mancha que trataría de borrar es la de no haber podido competir oficialmente en la Liga hasta 1991, ya que se perdió una excelente camada de jugadores que pudo haberle dado muchos logros a Camba Cua si competía. Hubo mucha gente que fundó Cambá Cuá y hay que agradecerles a ellos por el lugar que me dieron. Pensamos que iba a ser algo corto pero ya estamos cerca de cumplir 30 años. Hay equipos que se fundan de un día para otro sin objetivos a largo plazo y posteriormente desaparecen pero Cambá Cuá resistió las últimas tres décadas. Volvería a revivir las primeras reuniones donde nos pusimos de acuerdo para elegir los colores tradicionales: el rojo en honor a San Baltasar en todo el equipo. Todo fue elegido y consensuado por los socios y vecinos del barrio.


"Le debo todo a Cambá Cuá. Boca Unidos me forjó, pero Cambá Cuá fue como un segundo nacimiento"


  • ¿Cuáles son tus expectativas para el futuro de Cambá Cuá?
Mi esperanza es que el club continúe creciendo, que después de muchos años de descuidar las inferiores, Cambá Cuá vuelva a tener chicos jugando en las inferiores. Durante muchos años dejamos de tener inferiores, las cuales son la base de todo club de fútbol. Ahora me emociono al ver tantos chicos en el Pío XI, que no sólo son del barrio Cambá Cuá sino también de otros, gente que se acercó y que se le recibe con las puertas abiertas y ayudándonos a crecer. Todavía me siento parte y colaborando con la institución. Sé que se van a hacer bien las cosas y tenemos la base, los resultados deportivos no son el objetivo, sino el establecimiento. Te mentiría si no queremos ganar, pero es más importante formar los cimientos del club. Cambá Cuá fue un semillero de los grandes clubes de Corrientes en muchos casos y es necesario que vuelva a ser así, hay que ayudar a los chicos.


  • ¿Cómo querés que te recuerden luego de tantos años en el club?
Una anécdota responde muy bien a esa pregunta: cuando Vicente Marí dirigió Cambá Cuá por primera vez Vicente Marí me dijo: “vos pareces el Leoncio Benítez de Cambá Cuá, por como cuidas las cosas y por lo que te preocupás, estás en todos los detalles”. Que me digan eso y me comparen  me llena de orgullo, porque  Leoncio Benítez que es un emblema de Boca Unidos y con el tiempo espero que me recuerden así. Mirá como pasan los años y ya se van a cumplir casi 30 años.



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Perfil:
Miguel Ángel Azula nació el 11 de septiembre de 1956 en el barrio Cambá Cuá y tiene un hermano gemelo, Horacio Azula, con quien compartió toda su vida deportiva y con quien también fundaron Cambá Cuá, aunque Horacio actualmente está más identificado con el Club Atlético Boca Unidos.
Nació, se crió y actualmente continúa viviendo en su hogar de toda la vida, ubicada por la calle San Martín 49 de Corrientes Capital, hogar humilde que durante mucho tiempo supo ser sede del Camba y escenario de acaloradas discusiones que dirimieron el destino institucional cambacuacero.
Miguel jugó en clubes correntino capitalinos solamente, pasando por Boca Unidos, Talleres, San Benito, Hércules, Comunicaciones, Ferroviario y Cambá Cuá entre otras instituciones.
Una serie de graves lesiones lo fueron alejando de las canchas a fines de los 80 y principios de los 90, motivo por el cual también se vio impulsada su prematura carrera dirigencial. En 1986 junto a un grupo de vecinos del barrio Cambá Cuá decidieron fundar el club que hasta ahora lleva el nombre de la barriada, eligiendo el color rojo por las vestiduras de San Baltasar, santo patrono cambacuacero.
En 1993 fue ayudante de campo de Enrique Urbina y logró el primer ascenso de Cambá Cuá a la Liga Correntina de Fútbol. También a partir de ese año y hasta el 2014 formó parte ininterrumpida de la dirigencia cambacuacera pasando por todos los lugares de la institución.
Miguel Azula es reconocido como uno de los dirigentes de la Liga Correntina de Fútbol más queridos y carismáticos, asociando su persona con la del club Cambá Cuá.
Actualmente se desempeña como profesor de las escuelitas de fútbol del Club Atlético Boca Unidos, otro de sus amores y una institución donde desarrolló la mayor parte de su vida como jugador de fútbol.


Facundo Campos
Periodista, futbolero y cambacuacero
Twitter: @Facundo_Campos

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