29° ANIVERSARIO DEL CLUB SOCIAL Y DEPORTIVO CAMBÁ CUÁ
“Más que un club, Cambá Cuá es una familia de puertas abiertas”
Miguel Ángel Azula fue dirigente del club cambacuacero y actualmente
sigue siendo la insignia y emblema de la institución cambacuacera.
Rememora desde los inicios del club hasta su actualidad, pasando por
los mejores y peores momentos y recordando anécdotas cruciales del “Camba”.
Mencionar al club Cambá Cuá
irremediablemente trae un apellido a la memoria de los interlocutores: “¿Cambá Cuá? Ahhh si, los Azula”,
suelen asociar normalmente los correntinos capitalinos futboleros. Y sí, porque
a lo largo de los casi 30 años del Club Social y Deportivo Cambá Cuá, Miguel
Ángel Azula estuvo siempre presente durante toda la vida institucional del
“Camba” ocupando todos los lugares posibles, desde presidente hasta aguatero,
pasando por vicepresidente, delegado de la Liga Correntina de Fútbol, jugador, director
técnico, utilero y todo puesto que uno pueda imaginarse dentro de un club
deportivo.
Miguel nos recibe en su hogar,
ubicado por la calle San Martín 49,
donde siempre vivió y el cual fue uno de los lugares donde hace exactamente te
29 años germinó la idea de fundar un club que logre identificarse con la
barriada cambacuacera. En una charla informal Miguel rememora no sólo la
fundación y el origen humilde del querido Cambá Cuá, sino también repasa la
rivalidad con Boca Unidos, sus mayores alegrías y tristezas a lo largo de casi
tres décadas, la identificación barrial, sus puntos de vista sobre la
actualidad institucional y sus expectativas para el futuro venidero. Porque
para él, el “Camba” nació con la idea de ser una familia, una familia que fue
creciendo y que continúa creciendo con el paso de los años y de las
generaciones de jugadores, dirigentes y sobre todo, los amigos.
Miguel no oculta el amor por la camiseta del Camba |
- ¿Cómo nace Cambá Cuá?
En los 80 Boca Unidos, que tenía
su sede entre las calles Don Bosco y
Moreno, se muda a sus nuevos terrenos del barrio Arazaty, decisión que a mucha
gente del barrio les molestó porque los chicos no podían trasladarse hasta esa
zona porque la consideraban peligrosa. Por eso, con un grupo de vecinos tuvimos
una idea de formar un club y de a poco se fue sumando la gente del barrio de
Cambá Cuá, interesada por la iniciativa. Así hablamos con las autoridades del Colegio Pío XI y desde un principio nos dieron su confianza y nos prestaron desinteresadamente las instalaciones para entrenar, siendo el lugar donde
hasta ahora se sigue entrenando. Las primeras reuniones fueron en la sede de la
Asociación de Obreros y Empleados Municipales de Corrientes de la calle
Bolívar, donde elegimos el color rojo para la indumentaria titular y el azul francia
para la suplente. Pero por un capricho de los dirigentes de la Liga Correntina
de esa época, no nos dejaron jugar en Capital hasta 1991 y tuvimos que competir
en la liga de San Luis del Palmar.
- ¿Con la fundación de Cambá Cuá nació la rivalidad futbolera con Boca Unidos?
Cuando Boca Unidos se fue del
barrio, mucha gente se molestó y ahí se instaló la idea de que el único club barrial es
Cambá Cuá, y la gente se identifica con los colores. Por eso tenemos que seguir haciendo un esfuerzo para
continuar estando en el barrio. Quedó
esa rivalidad, pero es sólo deportiva, aunque algunas veces hubo cruces e
inconvenientes. Para mí son clubes
hermanos y son una parte muy importante en mi vida. Podría decirte que Boca
Unidos es mi esposa y Cambá Cuá mi novia o al revés, como vos quieras (Miguel
rompe en risas después de la comparación).
"Algunas veces pensé que Cambá Cuá iba a ser algo corto, pero gracias al Colegio Pío XI y su apoyo estamos cerca de cumplir 30 años. Sin ellos no habríamos existido"
- ¿Cúal fue el principal objetivo institucional que se plantearon?
Nuestra idea era fundar un club donde nosotros pudiéramos jugar y en un
futuro pudieran hacerlo nuestros hijos. Y eso es algo que se fue dando y
que se superó actualmente, porque algunos de nuestros nietos ya están jugando
en el club, en el mismo lugar donde nosotros comenzamos. Esa siempre fue la
idea y quiero que así continúe, sumando cada vez más a más chicos de otros
barrios inclusive.
- Pero Cambá Cuá siempre fue reconocido por crecer humildemente. ¿Esa es una característica distintiva del club?
Cambá Cuá nació en un lugar y
tiene ese privilegio de poder continuar siendo de ese lugar, tener arraigada su
identidad barrial. Pero también hay que ser sinceros: nosotros no contamos con
un espacio físico, tenemos una identidad y tenemos que quedarnos en el barrio,
por eso tenemos el eterno agradecimiento
para el Colegio Pío XI que desde nuestros orígenes nos permitió entrenar, nos
apoyó y nos ayudó, siempre sin ningún tipo de reparos. Sin el apoyo del Colegio
yo creo que no hubiéramos existido mucho tiempo. Mi casa fue sede y otras
casas también lo fueron, pero el Colegio es el lugar donde estuvimos siempre y
estamos y por lo tanto existe esa identificación gracias al Pío XI. Además
crecimos con la colaboración de amigos, hinchas vecinos y familiares que
siempre apoyaron a Cambá Cuá desde donde sea. La gente del barrio dice que
Cambá Cuá perteneció al barrio y lo sigue siendo; hay una gran identificación.
- Si pudieras definir a Cambá Cuá con una palabra, ¿Cúal sería?
Cambá Cuá es una familia, siempre lo fue y tiene que
seguir siéndolo. Ese fue el sentido de su creación. Más ahora que están al
frente ex jugadores del club, que conocen ese objetivo y que entienden como es Cambá
Cuá y así tiene que ser. Me imagino que en un futuro vendrán sus hijos a
continuar el trabajo de esta familia. Como dije antes, comenzamos un grupo de
jugadores y dirigentes, luego siguieron sus hijos, como el caso de nosotros,
los Duarte, los Ayala y otras familias del barrio.
- Pasaste por todos los lugares del club desde jugador hasta utilero. ¿Cómo empezaste esa carrera dirigencial?
Arranqué como jugador y pasé por
todos los puestos en el club, como dicen, desde presidente hasta aguatero. Por
las lesiones tuve que dejar de jugar y pasarme al bando de dirigentes que por
distintos motivos como peleas y renuncias, fueron dejando y en 1993 tomé el
mando como presidente hasta el 2007 sin ninguna interrupción. Sólo hubo
inconvenientes en 1999 cuando hubo gente que intervino el club y tuvimos que ir
a la Justicia, pero gracias a la colaboración de amigos y al cumplimiento de lo
que decía el estatuto, fuimos favorecidos y pudimos recuperar el club a fines
de ese año. De ahí al 2007 no paré: jugué, dirigí, fui delegado de la Liga
Correntina de Fútbol, fui presidente, vicepresidente, fui DT con ascensos y
descensos, en la Liga formé la selección correntina. Todo fue gracias a Cambá
Cuá. Hoy tuve la posibilidad de elegir qué quiero ser en el club y pude decirles
a los muchachos de la nueva dirigencia que voy a seguir acompañando y ayudando
en todo lo que pueda sin ningún cargo, sin generar presiones; yo voy a estar
con ellos con mi experiencia y con todo lo que la nueva dirigencia necesite,
desde donde me encuentre.
- Si pudieras elegir el mejor y el peor momento que te tocó pasar en la vida del club, ¿cuáles serían?
Uno de los momentos deportivos
más felices fue el primer ascenso
conseguido donde era ayudante de campo de Enrique Urbina, en 1993. Fue mi mayor y mejor
alegría después varios años de competir en la Liga de San Luis del Palmar
porque no podíamos hacerlo en la Capital. Otros dos momentos fueron en 2002
cuando eliminamos por penales a Textil Mandiyú en cancha de Huracán para
clasificar a un Torneo, y en 2005 cuando clasificamos al Torneo Argentino C
eliminando a Ferroviario, también por penales, cuando ellos ya tenían armada toda la fiesta y los festejos. Otras alegrías fueron poder ver
jugar a mi hermano gemelo Horacio, a mi sobrino Cristian y a mi hijo Nicolás,
quien debutó en primera división con 15 años.
Una de las tristezas fue el
problema interno de 1999 y los descensos que sufrimos a los largo de los 29
años. También el conflicto del 2000 contra Boca Unidos donde un partido en la
cancha de Libertad terminó en una batalla campal entre ambos equipos entre los jugadores.
Me dolió mucho y quise dejar todo porque Boca Unidos y Cambá Cuá, a pesar de la
rivalidad barrial y deportiva que tienen, para mí son clubes hermanos; además
yo dirigía Cambá Cuá y mi hermano Horacio Boca Unidos, lo cual me generó más
tristeza aún.
- ¿Qué significa Cambá Cuá en tu vida?
Prácticamente le debo todo a Cambá Cuá a nivel
dirigencial. Como jugador, Boca Unidos me dio todo, desde haber conformado la
quinta división hasta jugar muchos años en la primera. Boca Unidos me forjó,
pero Cambá Cuá fue como un nuevo
nacimiento. Les tengo un gran amor a ambos clubes, dejé mi huella en los
momentos amateurs de la historia de Boca Unidos, pero Cambá Cuá marcó mi vida.
Tengo el corazón partido. Con la camiseta cambacuacera mis hijos aprendieron a
jugar a la pelota y próximamente espero que lo hagan mis nietos.
- Si pudieras volver al 21 de abril de 1986, ¿volverías a sumarte a la idea de fundar Cambá Cuá?
Volvería a hacer exactamente lo
mismo, a juntarnos con los mismos vecinos para fundar Cambá Cuá. La única
mancha que trataría de borrar es la de no haber podido competir oficialmente en
la Liga hasta 1991, ya que se perdió una excelente camada de jugadores que pudo
haberle dado muchos logros a Camba Cua si competía. Hubo mucha gente que fundó Cambá Cuá y hay que agradecerles a ellos por
el lugar que me dieron. Pensamos que
iba a ser algo corto pero ya estamos cerca de cumplir 30 años. Hay equipos
que se fundan de un día para otro sin objetivos a largo plazo y posteriormente
desaparecen pero Cambá Cuá resistió las últimas tres décadas. Volvería a
revivir las primeras reuniones donde nos pusimos de acuerdo para elegir los
colores tradicionales: el rojo en honor a San Baltasar en todo el equipo. Todo fue
elegido y consensuado por los socios y vecinos del barrio.
"Le debo todo a Cambá Cuá. Boca Unidos me forjó, pero Cambá Cuá fue como un segundo nacimiento"
- ¿Cuáles son tus expectativas para el futuro de Cambá Cuá?
Mi esperanza es que el club
continúe creciendo, que después de muchos años de descuidar las inferiores, Cambá Cuá vuelva a tener chicos jugando en
las inferiores. Durante muchos años dejamos de tener inferiores, las cuales
son la base de todo club de fútbol. Ahora me
emociono al ver tantos chicos en el Pío XI, que no sólo son del barrio
Cambá Cuá sino también de otros, gente que se acercó y que se le recibe con las
puertas abiertas y ayudándonos a crecer. Todavía me siento parte y colaborando
con la institución. Sé que se van a hacer bien las cosas y tenemos la base, los
resultados deportivos no son el objetivo, sino el establecimiento. Te mentiría
si no queremos ganar, pero es más importante formar los cimientos del club.
Cambá Cuá fue un semillero de los grandes clubes de Corrientes en muchos casos
y es necesario que vuelva a ser así, hay que ayudar a los chicos.
- ¿Cómo querés que te recuerden luego de tantos años en el club?
Una anécdota responde muy bien a
esa pregunta: cuando Vicente Marí dirigió Cambá Cuá por primera vez Vicente
Marí me dijo: “vos pareces el Leoncio Benítez de Cambá Cuá, por como cuidas las
cosas y por lo que te preocupás, estás en todos los detalles”. Que me digan eso
y me comparen me llena de orgullo,
porque Leoncio Benítez que es un emblema
de Boca Unidos y con el tiempo espero que me recuerden así. Mirá como pasan los
años y ya se van a cumplir casi 30 años.
++++++
Perfil:
Miguel Ángel Azula nació el 11 de
septiembre de 1956 en el barrio Cambá Cuá y tiene un hermano gemelo, Horacio
Azula, con quien compartió toda su vida deportiva y con quien también fundaron
Cambá Cuá, aunque Horacio actualmente está más identificado con el Club
Atlético Boca Unidos.
Nació, se crió y actualmente
continúa viviendo en su hogar de toda la vida, ubicada por la calle San Martín
49 de Corrientes Capital, hogar humilde que durante mucho tiempo supo ser sede
del Camba y escenario de acaloradas discusiones que dirimieron el destino
institucional cambacuacero.
Miguel jugó en clubes correntino
capitalinos solamente, pasando por Boca Unidos, Talleres, San Benito, Hércules,
Comunicaciones, Ferroviario y Cambá Cuá entre otras instituciones.
Una serie de graves lesiones lo
fueron alejando de las canchas a fines de los 80 y principios de los 90, motivo
por el cual también se vio impulsada su prematura carrera dirigencial. En 1986
junto a un grupo de vecinos del barrio Cambá Cuá decidieron fundar el club que
hasta ahora lleva el nombre de la barriada, eligiendo el color rojo por las
vestiduras de San Baltasar, santo patrono cambacuacero.
En 1993 fue ayudante de campo de
Enrique Urbina y logró el primer ascenso de Cambá Cuá a la Liga Correntina de Fútbol.
También a partir de ese año y hasta el 2014 formó parte ininterrumpida de la
dirigencia cambacuacera pasando por todos los lugares de la institución.
Miguel Azula es reconocido como
uno de los dirigentes de la Liga Correntina de Fútbol más queridos y
carismáticos, asociando su persona con la del club Cambá Cuá.
Actualmente se desempeña como
profesor de las escuelitas de fútbol del Club Atlético Boca Unidos, otro de sus
amores y una institución donde desarrolló la mayor parte de su vida como
jugador de fútbol.
Facundo Campos
Periodista, futbolero y cambacuacero
Twitter: @Facundo_Campos
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